“FUIMOS CURAS ANTES QUE MONAGUILLOS”
¿Quienes somos?
EXPERIENCIA
Somos dos personas con una larga trayectoria en la banca, hemos trabajado en diversas entidades y ocupado diferentes cargos tanto en la red de oficinas como en direcciones de diversos departamentos.
Ello nos permite tener una amplia visión de cómo trabajan las entidades y cómo se enfocan todas las casuísticas en cada uno de los departamentos. Hemos analizado multitud de economías familiares, concedido infinidad de créditos, aconsejado la mejor financiación para cualquier circunstancia y, por desgracia también hemos tenido que buscar soluciones a los créditos que por las circunstancias que sean tienen problemas para pagarse o no se han podido pagar.
En resumen, hemos estado “en el otro lado de la mesa”, sabemos como piensan, que es lo que quieren, como estudian las operaciones, como se han de presentar las propuestas, que documentación necesitan etc… aunque creamos que hay muchos cambios en el mundo financiero, la filosofía y el fondo de la banca no varía tanto porque, al fín y al cabo, solo quiere soluciones, y nosotros te ayudamos a buscarlas.
Les convencemos que no solo el deudor tiene un problema; ellos también lo tienen, amenazando, presionando, demandando, no van a arreglarlo. El problema es de los dos y la solución se ha de consensuar entre las dos partes; no sólo puede haber un ganador y si las circunstancias, sean las que sean, no hacen posible pagar la deuda, por mucho que nos pongan boca abajo, no saldrá el dinero. Siempre hay otras alternativas.
CÓMO TE AYUDAMOS
Hablamos con el cliente, nos empapamos de sus problemas, los entendemos y los asumimos prácticamente como si fueran nuestros. La banca o las gestorías de recobro actúan con presiones y amenazas al cliente y lo único que consiguen es que este dé promesas de pago que sabe de antemano que no va a cumplir. El hecho de que hablen con nosotros hace que la vía de amenaza quede disuelta y empezamos a buscar soluciones. Para el cliente, quitarse el peso de las constantes llamadas y amenazas, como mínimo le alivia la angustia que generan estas situaciones.
Cuando negociamos con el banco en nombre del cliente, vamos sin condicionantes, vamos al banco a hacerles el favor de arreglarles el problema que tienen con el cliente. La ventaja es que nosotros no estamos condicionados ni conocemos a la persona con la que hablamos, sabemos lo que piensan, lo que quieren y es entonces cuando nuestro poder de negociación se multiplica. No aceptamos que pidan cosas a nuestros clientes imposibles de cumplir. Somos nosotros los que de alguna manera les “amenazamos” de lo que pasará si no se avienen a una solución posible y pactada.
Creemos firmemente que para cada problema hay una solución, que con nuestra experiencia y conocimientos somos parte de la solución.